Miedo: perturbación angustiosa del ánimo, por un riesgo o daño real o imaginario. Recelo o aprensión que uno tiene de que suceda una cosa contraria a lo que desea. Diccionario de la Real Academia de la Lengua
Una vez acabado el tratamiento y superada la enfermedad, suele quedar el miedo a que la enfermedad vuelva (recaída o recurrencia). En esta fase, los pacientes se vuelven más conscientes de las secuelas de los tratamientos (por ejemplo, los efectos de las intervenciones quirúrgicas, como puede ser el caso del cáncer de mama) y pueden requerir apoyo psicológico para afrontarlas.
Cuando el tratamiento termina, a menudo las personas esperan que la vida vuelva a ser como era antes de que les diagnosticaran el cáncer. Eso no pasa siempre. Es posible que tenga cicatrices permanentes en el cuerpo o que no sea capaz de hacer ciertas cosas que antes hacía fácilmente. Algunas personas tras la enfermedad se ven diferentes.
Las pacientes comentan que una de las cosas más difíciles después del tratamiento es no saber qué pasa después. Muchas expresan sentir una espada que está colgando y que en cualquier momento puede caer, este sentimiento se le denomina «Síndrome de Damocles» y es el más frecuente en los supervivientes de cáncer.
Síndrome de Damocles: temor continuo a la re-aparición de la enfermedad, probablemente este miedo se deba a que la paciente tiene dificultades para olvidar que tuvo la enfermedad o algunos aspectos de la misma aunque hayan pasado muchos años desde el diagnóstico.
Con frecuencia, los valores de la persona han cambiado tras la enfermedad, y puede resultar duro volver a la misma rutina y responsabilidades de siempre. La finalización de los tratamientos y la vuelta a la vida normalizada requiere, por un lado, hacer frente a preocupaciones y miedos a las recaídas, y ansiedad ante las revisiones. Por otro lado, la recuperación de la a vida social, laboral, recreativa; así como la vida familiar, de pareja y sexual requieren un esfuerzo añadido por parte de la paciente.
Si ya has padecido cáncer de mama, puedes tener miedo de una posible recurrencia o hasta de morir por la enfermedad. Pero aunque sufras estos miedos, eso no implica necesariamente que vayan a pasar. Padecer la enfermedad, no significa que volverá a aparecer o que morirás por su causa. De todos modos, es normal que te preocupe una enfermedad que está tan presente en nuestro entorno, y que tal vez ya conocías a través de una persona cercana o ser querido cuando te la diagnosticaron. Recuerda que las tasas de supervivencia en cáncer de mama han mejorado notablemente en España, siendo en estos momentos aproximadamente del 80% de los casos diagnosticados; el diagnóstico precoz y los avances en los tratamientos médicos han favorecido este resultado, por ello mantener expectativas realistas, te puede ayudar a controlar el miedo.
En general, aunque es un miedo que esta presente desde el diagnostico de la enfermedad los momentos en que se hace más presente y se experimenta con mayor intensidad son: cuando finalizan los tratamientos médicos, las semanas previas a la revisión oncológica, cuando una conocida o persona cercana recae, o ante síntomas determinados que asocias con una posible recurrencia. En la mayoría de ocasiones estos pensamientos suscitan síntomas emocionales reactivos que dependiendo de su intensidad y duración deben ser tratados de un modo u otro.
Querer conocer los síntomas que podrían indicar que el cáncer ha regresado es común en los supervivientes de todo tipo de cáncer. No todos los síntomas o problemas de salud que tengas deben alarmarte, es muy importante que hables con tu doctor sobre los signos específicos para el tipo de cáncer que tuviste y el tratamiento que recibiste
Así, compartir estas preocupaciones con tu médico puede ayudarte, él o ella te indicará tu situación real y valorará tu sufrimiento emocional, esto le permitirá orientarte hacia el tratamiento adecuado.
Muchos sobrevivientes cuentan que a medida que pasa el tiempo, el miedo a que el cáncer regrese disminuye y cada vez piensan menos en su cáncer. Sin embargo, incluso años después del tratamiento, algunos sucesos pueden hacer que aparezca la preocupación por la salud.
Aunque el miedo que puedes sentir tiene una base real, puesto que se trata de un riesgo posible, recuerda que solo se pueden realizar estimaciones, pero nadie te puede asegurar de que vaya a pasar. ¿Alguna vez te has planteado otros riesgos que corres? ¿Qué haces para minimizar estos riesgos? ¿Cómo combates tus miedos? ¿Es el único miedo que tienes? Los recursos de que dispones para controlar otros miedos te pueden ayudar en este. Por ejemplo, puedes pensar que tu oncólogo ha establecido unos márgenes de seguridad que ayudan a que la enfermedad no vuelva a aparecer, por ello, aunque hayas terminado los tratamiento médicos activos, no estás completamente desprotegida ante la enfermedad ni eres una enferma, eres una mujer que ha tenido un problema de salud y lo ha solucionado. Ahora tu reto es recuperarte y recuperar tu vida.
En general, para disminuir la angustia emocional que te causa la incertidumbre de una posible recaída, puedes seguir las siguientes recomendaciones:
CLAVES PARA VENCER EL MIEDO
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Por último: recuerda que a este miedo debes hacerle frente desde el momento que se manifiesta, cuanto más tiempo pase contigo, más difícil será manejarlo. Por ello, si el miedo se vuelve demasiado intenso y altera tu calidad de vida o te bloquea y te impide tomar decisiones, busca ayuda profesional. No tiene nada de malo aceptar que estás asustada o preocupada, y si buscas esta ayuda el miedo disminuirá rápidamente.