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GEICAM presenta un nuevo análisis del estudio EpiGEICAM en ESMO18
lunes 22 octubre 2018El 54% de las pacientes que reciben un diagnóstico de cáncer de mama tiene algún problema de ansiedad, insomnio, depresión, síntomas físicos o alteraciones en su vida social, según un nuevo análisis del estudio EpiGEICAM presentado este 22 de octubre en el marco del Congreso de la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO) celebrado en Munich del 19 al 23 de octubre. Este análisis ha tenido como objetivo “estimar la prevalencia de los problemas psicológicos y su posible afectación a la calidad de vida y a nivel físico en mujeres recientemente diagnosticadas de cáncer de mama, así como la presencia de factores sociales o de la propia enfermedad que puedan influir en ello”, como explica la Dra. Silvia Antolín, miembro de GEICAM y especialista de la Unidad de Mama del Complejo Hospitalario Universitario A Coruña.
Además de estos resultados, los datos extraídos del estudio también concluyen que son aquellas pacientes con enfermedad avanzada, un menor apoyo social y nivel educativo las que presentan mayores riesgos de padecer alguna de estas alteraciones psicológicas. Otras de las variables que inciden en las posibilidades de tener problemas o estrés psicológico incluyen trabajar de turno de noche, tener hijos o recibir o haber recibido quimioterapia. “Además”, según incide la doctora Antolín, “se observa que la existencia de problemas psicológicos se relaciona con una peor calidad de vida a nivel físico”.
En este sentido, Antolín considera fundamental el apoyo psicológico profesional desde el momento del diagnóstico, siempre individualizado y en función de las necesidades de cada paciente. En relación a este punto, la experta indica que los resultados del análisis del estudio EpiGEICAM “pueden suponer una contribución a la hora de diseñar intervenciones adaptadas a las características de cada paciente, que tengan en cuenta la información y educación de estas mujeres, el refuerzo del soporte social y la promoción de mejoras de su situación laboral (o de baja) de las mismas durante el tratamiento”. Para llevar a cabo estas intervenciones, los hospitales deberían contar con unidades de psico-oncología o servicios de salud mental y ayuda psicológica adscritos a los servicios de oncología con los que trabajar de manera coordinada. “Sin embargo, no todos los hospitales disponen de ello, y los que sí probablemente precisen más recursos, fundamentalmente humanos, para poder hacer un seguimiento de estas pacientes”. Este tipo de unidades deberían cubrir todo el proceso de la enfermedad, no solo durante el diagnóstico, sino también durante el tratamiento y su posterior seguimiento y control.
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