La ecografía mamaria es una técnica que permite obtener imágenes gracias a la emisión de ondas de ultrasonidos (ondas de alta frecuencia) que rebotan en los diferentes tejidos, creando ecos.
Estos ecos se convierten en imágenes en tiempo real que se pueden visualizar en un monitor y nos permiten diferenciar los tejidos.
La ecografía de mama es muy útil para diferenciar entre lesiones quísticas (con líquido en su interior) y lesiones sólidas, ya que producen patrones de ecos diferentes.
Es una prueba indolora y sencilla y su punto fuerte es que es absolutamente inocua (sin nada de radiación).
En el cribado para el diagnóstico precoz de cáncer de mama, su papel es complementario a la mamografía, cuando la mamografía resulta insuficiente, como por ejemplo, en el caso de la “mama densa”.
También será la técnica que se use en mujeres menores de 40 años, donde lo más probable ante un síntoma, es que se trate de algo benigno y fácil de detectar con la ecografía. El seguimiento de los nódulos benignos típicos de las mujeres jóvenes (fibroadenomas), se realizará igualmente mediante ecografía.
Se utiliza como primera opción en mujeres embarazadas para evitar la mamografía, y si se ve una lesión benigna con ecografía que suele ser lo más frecuente, ya no hará falta hacer más cosas.
Durante la lactancia materna, si la mujer se nota un bulto, la ecografía de mama será la prueba indicada, ya que lo mas probable es que se trate de algo relacionado con la lactancia.
Otras situaciones en las que se realiza ecografía de mama son:
Referencias
Información elaborada en colaboración con Hugo de la Rosa Toro y Myriam Montes Fernandez, radiólogos especialistas en patología mamaria y creadores del blog de información a pacientes MamaYMás.