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GEICAM y el ISCIII investigan el impacto psicológico del cáncer de mama
lunes 8 junio 2020El distrés psicológico (estado de angustia que puede manifestarse a través de la depresión o ansiedad) afecta a más del doble de mujeres (54,4 %) que acaban de ser diagnosticadas de cáncer de mama frente a aquellas que no sufren la enfermedad (23,6%), según los datos un análisis del estudio EpiGEICAM publicado recientemente en la revista Scientific Reports. Dicho análisis, impulsado por GEICAM en colaboración con el Centro Nacional de Epidemiología (CNE) del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) y financiado por la Fundación Científica de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) y de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), evalúa cómo perciben las mujeres con cáncer de mama la influencia de esta patología sobre su calidad de vida, describe el impacto psicológico asociado al impacto de la enfermedad y analizan los factores que intervienen en estos procesos.
El estudio ha contado con la involucración de 23 hospitales españoles de nueve comunidades autónomas, gracias a la participación de casi mil mujeres diagnosticadas con cáncer de mama (cohorte de casos) y otras mil que no tienen la enfermedad (cohorte de controles). Para reunir los datos, los investigadores también compararon a las pacientes diagnosticadas con un tercer grupo de mujeres de su misma edad y localidad de residencia, pero libres de enfermedad.
En palabras de la doctora Marina Pollán, directora del CNE y miembro de GEICAM: “La originalidad de este estudio radica en la comparación de las pacientes con dos grupos de referencia, por una parte las mujeres de la población general española y, por otra, las mujeres del grupo control, que han contestado el mismo cuestionario, que en su mayor parte son amigas, compañeras de trabajo o vecinas de las mismas pacientes”. Esta experta resalta la necesidad de investigar la salud percibida por parte de las propias pacientes, en este caso las mujeres diagnosticadas con cáncer de mama. “Nuestro trabajo pone de manifiesto la importancia del apoyo social para mantener una buena salud emocional». Uno de los valores del estudio, señalan los autores, es que esclarecer qué factores están asociados a un mayor distrés psicológico en el momento del diagnóstico podría ayudar a identificar de forma precoz a las mujeres con riesgo de padecer futuros problemas psicológicos. En este sentido, el Dr. Miguel Martín, presidente de GEICAM, opina que los resultados de este análisis “ponen de manifiesto el impacto emocional que el diagnóstico del cáncer de mama supone y pueden ayudar a diseñar intervenciones adaptadas a las características de cada paciente para dar respuesta a sus necesidades psicosociales de forma individual y a lo largo de todo el tratamiento y proceso de la enfermedad”.
La investigación desvela las diferencias entre ambos grupos de mujeres en lo que respecta a la percepción de la calidad de vida. El trabajo ha analizado ocho parámetros para establecer esta comparativa: salud mental, función física, vida social, dólar, salud general, vitalidad, capacidad física y factores emocionales. La función física y la salud general fueron el peor y el mejor parámetro puntuado, respectivamente, por las pacientes con cáncer de mama. Estas tienen hasta cinco veces más probabilidades de presentar algún grado de distrés emocional que las del grupo control. Entre los factores que se asocian a una peor calidad de vida, algunos son compartidos entre las mujeres con y sin cáncer. Por ejemplo, la insatisfacción con el apoyo social percibido se asocia con peor calidad de vida emocional, y un nivel de estudios más alto se relaciona con una mejor calidad de vida en el ámbito físico. Sin embargo, los investigadores detectaron otros factores que son especialmente relevantes en alguno de los dos grupos.
La presencia de otras enfermedades se asocia con una peor calidad de vida física, principalmente en las mujeres sin cáncer. Según los autores, esto podría explicarse porque, tras el diagnóstico, las pacientes con cáncer de mama conceden menos importancia a las limitaciones derivadas de otras enfermedades crónicas. El hecho de tener hijos se relaciona con una peor calidad de vida mental solo en las mujeres con cáncer. En estas pacientes, un estadio tumoral avanzado y un tratamiento con quimioterapia se encuentran entre los principales determinantes del distrés psicológico.
Según las conclusiones del estudio, reforzar el manejo de los problemas asociados a este diagnóstico y seguir potenciando el apoyo social a las pacientes, especialmente en las más jóvenes y con menor nivel de estudios, podría mejorar la calidad de vida y su percepción por parte de las mujeres.
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