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Big data y cribado, a debate en el 12º Simposio Internacional GEICAM
martes 2 abril 2019Big data aplicado a la imagen en cáncer
La radiómica, técnica que convierte las imágenes médicas en datos cuantificables, es uno de los grandes avances de los últimos años en el diagnóstico radiológico del cáncer, tal y como pusieron de manifiesto expertos en este ámbito durante el 12º Simposio Internacional GEICAM “Donde nos trajo el futuro”, celebrado del 27 al 29 de marzo en Toledo.
Para la Dra. Julia Camps, jefa del servicio de Radiología y radióloga de la sección de mama del Hospital de la Ribera de Valencia, esta herramienta “cobra cada vez más importancia por su potencial para predecir el desarrollo del tumor y ayudar a establecer una terapia más efectiva para cada paciente. Aún se encuentra en una fase inicial de estudio, pero se espera que su desarrollo sea rápido y que podamos trabajar con ella lo antes posible”. La especialista explica que la técnica “convierte las imágenes médicas en datos objetivos y cuantificables a través de un análisis computacional avanzado para, de manera no invasiva, obtener información de fenotipos radiológicos, que son mapas que indican la probabilidad de que un tumor sea más o menos agresivo. Además, permite que se puedan integrar con otros datos como la información clínica o genética”. La radiómica refleja mejor que las imágenes radiológicas la complejidad de los fenómenos biológicos subyacentes a los procesos patológicos: “Ante una radiografía, el profesional puede detectar algunas alteraciones; sin embargo, existe mucha información subyacente que se escapa al ojo humano pero que es posible analizar con algoritmos matemáticos. Gracias a la digitalización de las imágenes médicas, éstas han cobrado un papel fundamental en las decisiones clínicas facilitando la detección y caracterización del tumor, logrando así una comprensión más profunda de su evolución y pudiendo predecir la respuesta al tratamiento”, como explica la Dra. Camps.
Así, el big data aplicado a la imagen ayudará en la toma de decisiones clínicas y a predecir la evolución de la enfermedad. Sin embargo, la Dra. Camps puntualiza que esta posibilidad “aún se encuentra en fase inicial debido a las dificultades técnicas (recogida de datos o el desarrollo de métodos computacionales) y metodológicas (diseño de estudios cuestionables o falta de estándares de validación), aunque se siguen realizando estudios y publicaciones al respecto para poder continuar avanzando en este campo que tantos beneficios puede aportar en el manejo de los pacientes con cáncer”.
Pros y contras de las campañas de cribado
Las campañas de cribado poblacional para facilitar la detección temprana del cáncer de mama también fueron un tema de debate durante el Simposio. Las ventajas e inconvenientes de estas medias permiten que actualmente existan ciertas controversias sobre su utilidad y mejor uso, como quedó reflejado en una de las sesiones del encuentro moderada por la Dra. Mireia Margelí, del Servicio de Oncología Médica del ICO Badalona, del Hospital Germans Trias i Pujol y vocal de la Junta Directiva de GEICAM, que subrayó que “entre los principales argumentos a favor, está que la detección temprana del tumor, junto con la mejora de los tratamientos, reduce la mortalidad (entre un 25 y 30%). Además, aporta tranquilidad a las mujeres que se realizan una mamografía”. Los cribados son coste-eficaces porque gracias al diagnóstico en fases más iniciales de la enfermedad se consigue reducir los costes que entrañarían diversas líneas de tratamientos para las fases avanzadas. “Si el tumor se detectase de forma más tardía, su tratamiento implicaría cirugías más complejas, más tratamientos con quimioterapia y con otros fármacos dependiendo del tipo de tumor, y mayor número de ingresos hospitalarios, entre otros, con la inversión económica que todo ello implica. Así mismo, esta mayor complejidad del tratamiento tendría un mayor impacto en la calidad de vida de los pacientes”, en opinión de la Dra. Margelí.
Entre las desventajas de los cribados, la experta señala el nivel de eficacia del diagnóstico. En ocasiones, se producen falsos positivos -haciendo que la paciente sea sometida a pruebas innecesarias– o falsos negativos, dando incluso lugar a un “sobrediagnóstico de un cáncer en fases muy iniciales o de una lesión premaligna que no hubiera dado síntomas ni hubiera evolucionado”, afirma.
Actualmente, los criterios para el cribado poblacional de cáncer de mama que establece nuestro Sistema Nacional de Salud son la realización de una mamografía bilateral (de cada una de las mamas) cada dos años, en mujeres con edades comprendidas entre los 50 y los 69 años. Según explica la Dra. Margelí, “este grupo de edad ha sido seleccionado porque se ha demostrado que se reduce la mortalidad; sin embargo, no hay suficiente evidencia científica que demuestre un impacto sobre la mortalidad para recomendarlo en mujeres menores de 50 años”.
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